El último cuerpo hallado tras la riada que asoló el camping “Las Nieves” en Biescas el 7 de agosto de 1996 fue el de un niño de seis años. Los equipos de desescombro lo localizaron el 7 de julio de 1997, casi un año después. A sus padres, a sus dos hermanos, a su tía y a sus dos primos los rescataron inertes horas después de la tragedia. De eso hace ya quince años. Durante siete minutos en el campamento ubicado en un cono de deyección en el pirineo aragonés cayó una precipitación focalizada sobre la cuenca del Valle de Tena. En concreto, 185 litros por metro cuadrado que crearon una pared natural por acumulación de sedimentos superior a los diez metros de altura. Las consecuencias, devastadoras: 87 muertos de distintas zonas de España y varias nacionalidades, decenas de heridos, cientos de enseres personales perdidos y una localidad marcada por la tragedia.
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