Os voy a contar una que no me ha pasado a mí.
Voy a intentar explicandome bien para que os pongais en la piel del que le pasó.
Vamos a poner nombres y a explicar cosas que a lo mejor en otros paises no entienden de cómo funciona España. Por eso las explicaciones.
Una familia de cuatro miembros. El Padre Alfredo, La madre Carmen, el hijo de 8 años Cristian y el otro hijo de 3 años Hugo. Son familiares mios y Alfredo me lo contaba que le ocurrio éste verano.
Alfredo se dedica a la compra-venta de coches usados, de todo tipo, pero normalmente no coches caros de lujo, si no normalitos.
Carmen una madre normal que tiene a los dos niños que son adoptados, ninguno español.
Cristian es cubano, negro como el carbón, pero negro, con unos ojos grandes, al ser tan grandes y él tan negro el blanco de los ojos se le nota mucho y unos labios preciosos. Siempre tiene la boca abierta, un día le entra una mosca. Simpático y musculoso, va a ser un tio grande.
Hugo, es peruano. Nada más que decir porque tiene poco protagonismo en ésta anécdota.
Empieza: Alfredo, vete a buscar a Hugo que va a salir de la guardería y se va a quedar solo, que ya vas tarde. Cristian, papá, papá que quiero ir contigo, anda que quiero ir contigo, bastante pesado.
Alfredo con prisas de no llegar tarde y Cristian dando el coñazo, decide coger el coche que tiene más a mano. Los prueba todos, para luego saber cómo están y por eso coje el primero que le apetece o le viene mejor.
Total que coje el coche más "fulai" macarra que tenía. Un ford escort, tuneado, pero mal, con las lunas tintadas y vamos de esos que te vé la Guardia Civil y te para para pedirte los papeles pero cada vez que te vé. Fulai podriamos decir que es llamativo pero en plan macarra, con tuning pobretón y alerones en plan gitano español madrileño (que hay muchos tipos de gitanos) y la definición de macarra, la buscáis que no se describirlo. O sea un coche que no pasa desapercibido, pero cuando lo vés, dices: qué gustos más raros tienen algunos.
Con las prisas decide llevarse a Cristian y sentarlo detrás. Esto en España está prohibido. Obligatoriamente tienen que ir en sillas adaptadas para la seguridad de estos.
Se van camino para buscar a Hugo. A los pocos kilometros, un control de la Guardia civil. En una rotonda 4 coches patrulla Land Rover y una cola de coches esperando de unos 15.
Alfredo espantado, llega tarde a buscar a Hugo, lleva a Cristian sin la silla. Toma una decisión. Ya en la cola, dá marcha atrás y se sale dandose la vuelta por donde había venido.
En seguida sale un coche patrulla detrás de aquel coche fulai que algo ocultaba. Droga? Sin papeles? Coche robado?.
Alfredo lo vé y piensa, ya la he liado, intentando despistarlos y queriendose meter en el centro del pueblo para despistarlos, pues era una carretera circunvalatoria. (que rodea al pueblo)
De repente se encuentra con un Land Rover de la Guardia Civil cruzado en la carretera, para impedirle el paso y el otro por detrás persiguiendole.
Alfredo no tiene más remedio que parar. Se ponen a hablar los Guardias de uno y otro coche y le hacen bajar la ventanilla del coche sin dejarle salir. Recordar el coche con las lunas tintadas, no se ve nada detrás y Cristian asustado y ya no era negro, era azul.
Le piden los papeles, justifica que no los tiene y a lo que se dedica, les enseña el carnet de compra-venta de autos, pero los Guardias mosqueados. ¿por qué se ha salido ud. de la fila? Le preguntan. Empieza a dar excusas que no convencian a los policias. Le abren el maletero, comprueban que no hay nada. Normalmente los lleva super limpios para enseñarselos a los posibles compradores.
Le hacen abrir el salpicadero delantero y le miran por todos los lados del coche. Abren la puerta de detrás y dicen: ¿si aquí hay un niño! Cristian con esos ojos tan grandes, blancos y ya había cambiado de color, ya no era azul, ya era verde del susto que tenía el pobre.
Total que a mi primo Alfredo, le toco decir la verdad, los agentes se quedaron convencidos, le multaron por no llevar silla. Y no le inmobilizaron el coche porque vive cerca y dejo el coche. Los agentes, yo creo que todavía mosqueados le acompañaron. El susto terrible, la anécdota después de pasar y contarla, todos riendonos. Bueno, Cristian recupero su color original. Un saludo de Mosquita.